Cuando me faltas,
cuando no vienes,
cuando callas,
cuando desvías la mirada,
cuando pareces distante.
Me cuesta seguirte,
me es difícil entenderte,
soy sensible a tus palabras,
y a tus miradas suspicaces.
Extraño tanto tu sonrisa,
ver a tus labios dibujar el mundo,
y a tus manos traer caricias;
el puente que nos une parece astillarse.
Saco fuerzas de adentro,
te perdono, o te ignoro,
me alimento de recuerdos,
y me digo que ya pasará.
Y es que pongo en la balanza,
todos nuestros sueños,
y veo que no dependen de un momento,
pues no poseo un castillo sobre la arena.
Te miro a los ojos,
te pido perdón sincero,
por no entenderte,
pues nunca dijiste como sería.
No me permito perderme,
entre abismos sin salida,
de incomprensiones y lecciones de historia.
Ya no hay una ilusión infundada,
ya no me siento como si me tirase a un abismo,
ahora estoy seguro de lo que siento:
te conozco porque eres parte de mi.
Es esto el amor,
como lo dice la sabiduría,
todo lo espera,
y se niega gustoso,
porque su razón de ser,
es rodearte con sus brazos de algodón.