lunes, 29 de junio de 2009

Aunque sea un instante

Aunque sea un instante
deseamos descansar.
Soñamos con dejarnos
no sé, pero en cualquier lugar
con tal, que la vida deponga sus espinas.

Un instante y nos volvemos atrás,
hacia un pasado engañoso cerrándose
sobre el mismo temor actual, que día a día
entonces también conocimos.

Pronto, se olvida el sudor de esas noches,
la nerviosa ansiedad que empaña el mejor logro
llevándonos a él de antemano, rendidos
sin más que un vacío de llegar,
la indiferencia extraña de lo que se esta hecho.

Así que cada vez que este temor
el eterno temor que tiene nuestro rostro
nos asalta, gritando nos, invocando el pasado
-invocando un pasado que jamás existió-

Para creer al menos que de verdad vivimos
y que la vida es más que esta pausa inmensa
vertiginosa.

Cuando la propia vocación, de aquello
sobre lo cual fundamos un día nuestro ser
el nombre que le dimos a nuestra dignidad
vemos que no era más
que el desolador deseo de esconderse
Miguel Oliveira

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